lunes, 13 de marzo de 2017

Pasaporte sin destino.

Si el gusano se empeñase en quedarse tal como está, en su forma actual, se perdería lo mejor de la vida.

Nadie puede vivir la vida de atrás hacia adelante, como un conjunto ya cerrado de antemano del que nos sabemos el final: hay que sostener la incertidumbre, las transformaciones, los cambios y las cosas imprevistas que nos llegan. Vivir, en definitiva supone abrimos procesos que nadie sabe que, como, donde, cuando o a quien van a implicar y eso no es fácil en muchos momentos.

Cuanto de nuestro devenir es destino y cuanto azar o contingencia, es una cuestión a la que nadie puede responder de manera concluyente.

Llegamos al mundo y suceden algunos encuentros muy significativos para nosotros, que van conformando quienes pensamos que somos, como nos sentimos y que es a lo que damos valor. Estas experiencias se van tejiendo en nuestra conciencia y se van anudando en una trama, donde efectivamente, lo imprevisto, lo accidental, lo repentino, ha tenido un peso muy grande en nuestras vida, aunque el relato que nos hacemos es liso y sin agujeros, empeñados en limar las contradicciones y los huecos de nuestra biografía.

En la época de la tiranía del YO, en la cual se considera a esta instancia como los más sólido, perfilado y valioso de nuestro ser, conviene reivindicar su esencia básicamente gaseosa, ni tan sólida, cerrada, ni garantía de nada, sino expuesta a redefinirse constantemente y sujeta a los vaivenes de la vida a sus inconsistencias y contradicciones: adorar el yo perfecto, sólido y bien formado de uno mismo es un proceso similar al que nos aboca al "culto al cuerpo" tan en boga en los últimos tiempos.

No queda más que saber manejarse lo mejor posible con esta impredictibilidad de la vida, aprendiendo a hacer con que no hay elemento alguno que nos de una garantía de que la vida será como esperamos, ni la familia, ni la educación, ni la política, la ciencia...

Sin duda en nuestra manera de enfrentar la vida tienen mucha importancia elementos recibidos en nuestros primeros tiempos, por parte de nuestra familia. En este sentido, a menudo todo aquello que es problemático en nuestra familia se suele esconder y pasa sin resolver de unas generaciones a otras.

Por eso puede ser muy interesante un trabajo psicológico de cara a no repetir los mismos o parecidos errores que han venido cometiendo incluso generaciones pasadas.

Que nadie pueda dibujarse como será su devenir, y mucho menos su final, no implica que tenga que cargar con mochilas de elementos no resueltos, sino que bien mirado, que la vida sea un pasaporte sin destino tiene que ver con la libertad si uno sabe como jugar sus cartas.

sábado, 4 de marzo de 2017

El bullying y más allá

Conocemos de la importancia de las situaciones de maltrato, acoso y violencia que sufren hoy en día los niños y adolescentes en el contexto escolar y fuera de este. Estas situaciones pueden tener un potencial dañino para los niños que las sufren, dado que suelen ocurrir en contextos y en momentos vitales sensibles para la construcción de uno mismo.

Ahora bien, pienso que es extremadamente importante ser muy cuidadoso con el análisis que se hace de estas situaciones, dado que lo que está en juego, es la posibilidad de los niños y/o adolescentes de ser dañados de a varios niveles.

El hecho de que el bullying sea un fenómeno con tanta trascendencia informativa y social, hace que a menudo se disparen resortes sociales unidireccionales a la hora de juzgar y considerar estas situaciones, en cuanto aparece una manifestación de este supuesto bullying.

Precisamente ahí es donde está radicada la mayor dificultad y el aspecto más sensible de la cuestión; es absolutamente necesario hacer un análisis muy completo y cuidadoso de los factores involucrados en la situación que se está dando, a menudo en el bullying hay muchos aspectos individuales, familiares... de las personas involucradas en dicho fenómeno;  no se puede hacer solo una lectura tan plana como la de que un o algunos alumnos molesta a un o algunos otros alumnos. Además de eso puede haber otras cosas involucradas de mayor calado, que es necesario poder atender si no se quiere poner solo un parche.

No siempre las cosas son simplemente lo que parece a primera vista y hay que hacer todo un trabajo de análisis de otros muchos factores, sin dejarse llevar únicamente por la condena social, que la sociedad, lógicamente alarmada, ejerce cuando aparecen noticias de este tipo.
Es cierto que a menudo el tratamiento de la información tiene que ver con la declaración de alguna de las partes afectadas, con todo lo que esto conlleva.

Cuando alguna de estas emergencias de malestar, que aparecen en forma de bullying, no se tratan de una manera adecuada pueden cerrarse en falso, y es entonces cuando aparecen efectos inesperados que nos sorprenden y desconciertan aun más.

Ante lo que se ha dado en llamar bullying, una vez protegida la integridad física, psicológica y social de los involucrados, es necesario un tiempo para poder aclarar que otros factores personales, familiares, sociales pueden estar involucrados para poder dar un tratamiento adecuado y no apriorístico al fenómeno, mucho más complejo de lo que podría parecer en primera instancia.